Vetusta Morla

En colaboración con Vetusta Morla y Warner Chappell Spain, transcribo y comparto con vosotros partituras oficiales de la banda madrileña . ¡Espero que os gusten!

sábado, 8 de febrero de 2014

Relato en playback

Documentándome en Youtube sobre mi grupo de música descubro un vídeo que me saca una sonrisa. Su descripción, improvisada y carente de intención de informar sobre el tema en sí, decía:

Tropezamos por la calle y acabamos de copas en un bar.

Debían de ser, más o menos, las cinco de la tarde. Cintia (sí, la de la canción) y yo estábamos sentados en una calle llena de tiendas en el centro de Zaragoza. Luis estaba enfrente nuestra tocando con su guitarra acústica. Al ser un sábado previo a las Navidades, la calle estaba rebosar y, quizá un poco por el espíritu navideño, las monedas caían aceleradamente sobre la funda de su guitarra. Teníamos la juerga de la noche más que financiada.

Cintia y yo nos levantamos un momento para acercarnos a una cafetería y comprarle un botellín de agua a Luis. No tardamos ni cinco minutos y, a la vuelta, nos encontramos a cuatro tíos de unos veintitantos años rodeándolo con unas cervezas en la mano y cantando a grito pelado "Carolina". Miro a Cintia y le digo:

- Ya verás, hoy acabamos de fiesta con estos tíos.
- (se ríe) No hombre, no creo... ¿Los conoces o algo?
- Qué va, pero conociendo a Luis...

A las dos horas estábamos en el bar del chino iniciando la noche a las siete de la tarde con nuestros nuevos amigos catalanes. Fue una de las noches en las que mejor me lo pasé en todo el año. La cuestión es que estos tíos se habían enamorado de Luis como músico, por eso antes de nada necesitaban grabarle unos temas. Pero claro, los propietarios, una familia de asiáticos, no querían alboroto. Acabaron cediendo al enseñarle la funda de la guitarra llena de dinero que pretendíamos gastarnos allí. REC. ¡Pobre del que se pusiera a hablar durante la grabación! Aquí el tema que acompañó las primeras cañas. Shhh...

 


Los dos varones del medio NO son mirmbros de Persé.


Esta historia hay que encuadrarla en un fin de semana que supuso un cambio importante para el grupo. Aquel fue el fin de semana en el que dejamos de ser indies para ser mainstream. El cambio no fue duro del todo para mi, al fin y al cabo, todos mis amigos se llevaban metiendo conmigo meses con el tema de que hacíamos música Pop. (Qué dura es la vida del indie oprimido.) Como algunos habréis intuido,en aquel fin de semana hemos firmado nuestro primer contrato de management musical. La hostia, cómo acojona mirar un contrato de esos. Menos mal que nuestro manager, Fran, es de verdadera confianza.

A aquel fin de semana aún le faltaba el plato fuerte. Íbamos a tocar en un especial de fin de año de la tele. La repera, vamos. Yo había salido de Santiago concienciado y "tranquilo" porque íbamos a tocar en playback, como se suele hacer en todos estos programas, vamos. Al llegar a Zaragoza me entero de que no, que íbamos a grabar un directo. Un buen músico se alegraría. ¡Yo me cagué! 

Nunca había salido en la tele, y menos dando un concierto. Dicen que la TV aragonesa es una de las más humildes de España, pero lo quedó claro que allí no escatiman en platós. Aquello asombraba, era precioso y el presentador medía unos dos metros. Muy imponente era todo. Yo abría el primer tema:

- ¡Teclista!
- Dime.
- Cuando te de la señal empiezas, ¿vale? Mientras tanto sonríe a la cámara. ¡Pero atento a la señal!
- Vale, entendido.

Tenía que sonreír a una cámara frontal y a la vez empezar justo cuando un tío que estaba en un lateral del plató, a unos veinte metros de la cámara, bajase su brazo. Cumplí ambas facetas, no sé muy bien cómo.

Pero fallé. Los nervios pasaron factura y la cagué en el segundo acorde. Levanto mi brazo para repetir el tema pero nadie me ve. Mis compañeros están a lo suyo tocando el tema delante mía y el director cree que estoy levantando el brazo para animar al público. Medio minuto tardaron en darse cuenta.

A la segunda todo fue de lujo. Nos quedó un directo realmente bueno y salimos de allí al grito de ¡Guapos! por señoras de avanzada edad. Uno de los dos temas que interpretamos fue la cabecera de "O Faro", serie que están dando por la TVG y las demás televisiones autonómicas. Podéis escucharla aquí.




(Suena el teléfono)

- ¡Hola! ¿Eres Cidrás?
- El mismo. ¿Con quién hablo?
- Qué pasa loco!! Me llamo Peña, quería proponerte una cosa...

Y así empezó todo once meses antes. Los "Qué pasa loco" de nuestro baterista Peña son ciertamente admirables. Si algún día te llama después de haber dejado su coche tirado en la cuneta, perdido su cartera y roto una pierna, te saludará al teléfono con un "Qué pasa loco" lleno de alegría. Y si simplemente no te conoce, también. Imperdible.

Yo me incorporé al grupo unas tres semanas más tarde que el resto. Me presenté al ensayo sin teclado. ¡No tenía! Yo vengo del piano de pared y mi único teclado era tan pequeño y raquítico que los dedos no me dan para tocar una sola tecla. Acabé tirando de teclados de colegas y así sobreviví los dos primeros meses. Para colmo, el fin de semana posterior a mi incorporación, teníamos concierto en La Radio. Ellos lo habían organizado todo como la presentación del grupo entero. Como me vi incapaz de memorizar todo en solo un solo ensayo, decidimos que lo llevase todo apuntarlo todo en un papel y rezar para dar un buen concierto. ¡Menuda chapuza!

Llega el día del concierto y me presento en la zona vieja de Santiago con un coche que aparcar y media hora para hacerlo. Bien, pues llegué tarde a la prueba de sonido. Los nervios iban a más según se acercaba el concierto pero, a pesar de llevar un lamparón en la camisa que me trastornaba la mente y estar afónico, el concierto salió realmente bien. ¡Y tanto! Lo acabamos disfrutando como niños. Cerramos con Song 2 y solo a Luis se le ocurre ponerme el micrófono en la boca para que cante el Woo-hoo! Un poco de postureo vocalista y p'alante.

Mirad qué guapo. Me refiero a mi, porque el Rolland era cutre, cutre. Dicho esto, estoy eternamente agradecido a mi querido Xulián.




Ya conocemos el principio y el final de lo que, de momento, es nuestra pequeña historia. Pero claro, ¿cómo coño pasamos del punto A al punto B de este relato sin tener un duro ni para comprarnos unos jacks (jaggs, para Peña) dignos? 

La primera claver es sin duda Luis. Inicio aquí una breve campaña de peloteo hacia mi vocalista y compositor. Quiero rescatar la historia de cuando lo conocí en persona.

A Luis Fercán lo conocí yo en mi primera clase en el Bachillerato tras asignarme un grupo de trabajo de inglés con él. Grupo del que además fui delegado y encargado de entregar el trabajo, un trabajo en el que puse como autores "Diego Cidrás, Inés González y Luis Fercán". Yo... claro, toda mi vida escuchando Fercán, pensaba que era su apellido. Curiosa bronca me echó la profesora por falta de formalidad, así, de bienvenida al Rosalía. 

Por aquel entonces su voz era, (perdóname Luis), un poco basura. Cantaba bastante mal. Me acuerdo que por aquel entonces me pedía que lo votara en concursos musicales de facebook y siempre que lo escuchaba me quedaba un poco con cara de póquer. Aún no conozco a su profesora de canto, pero la admiro. Qué manera de cambiar su voz. Youtube ya tiene un buen puñado de acústicos suyos realmente buenos, pero me quedo con este tema de una noche en el Babel. En este caso Luis (camisa blanca), apenas acompaña con la voz a Jorge Casal. Intervenciones suficientes para ver cómo mejoró en tan poco tiempo su gusto por el canto. 


Como un esquimal, al que le ha sentado maaal...


Justo un mes antes de ese directo en el Babel, estábamos los cinco de camino a Madrid para jugárnosla en el certamen más importante de nuestro año. Ganar el Musicaula suponía la oportunidad de mantener contactos con la discográfica que lo organiza. Como adelantaba al principio del relato se acabó cumpliendo el objetivo, inimaginable al principio, pero el camino hacia aquellas firmas de papeles fue ciertamente difícil. Difícil y cómico.


Entrevista en As Pontes.

Una pequeña presentación, chicos.
- Hola. Somos Persé. Venimos de Santiago de Compostela. La canción que presentamos es Rumbo al Viento.
Háblanos de qué trata la canción.
- Pues, a ver. La... compuse yo. Y nada, trata de... Pues sinceramente (a punto de decir que ni puta idea) (risas) (empieza aquí el follón de Luis) es un poco extraño, yo las canciones las compongo un poco pensando en algo. Se puede reflejar algo. (...)

Y paro ya con la entrevista, que no quiero desprestigiarnos más.

Nos presentamos al concurso con una grabación de ordenador. Gracias al siempre democrático y justo método de "votos por facebook" pasamos la primera fase y pudimos actuar en la sede del noroeste, en As Pontes. El tiempo era un auténtico desastre y casi se tiene que cancelar el certamen. Al final se celebró bajo un galpón y lo hicimos realmente bien aunque el sonido fuese un desastre. De aquel día quiero rescatar un tema. Un tema de La Sonrisa de Julia, que fueron nuestros "padrinos" y que además de buenos músicos, son unos pedazos de pan como personas. El acústico es realmente genial y está grabado en un gimnasio en el que nos refugiamos ante el temporal. Empieza a partir del 2:15 del siguiente vídeo.



Si llegamos juntos hasta allí, bailarán los dados otra vez. Todo puede suceder.

Eso decía el tema en su estribillo. Y llegamos a la final. Juntos, claro. Todo podía suceder... Bueno, todo menos pasar hambre. En eso siempre somos cautos y previsores. No nos gusta pasar hambre. ¡Rumbo a Madrid!

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Te pegas 500 km pensando en que vas a actuar en el Santiago Bernabeu o algo parecido. De repente aparecemos en un pueblo de la sierra madrileña llamado El Boalo y resulta que la final es allí. El escenario estaba recubierto con tablones de madera sacados de una plaza de toros. El pueblo estaba en fiestas y al menos el ambiente era muy bueno. En apenas unas horas seríamos teloneros de Pignoise y aspiraríamos a ser la mejor banda joven del país.

Dos horas antes de la final, a Luis se le rompe una cuerda. No tenía recambio y los otros grupos finalistas decían no tener tampoco cuerdas. Empieza aquí otra historia de las que no olvida uno.

(Todos en el coche, de pueblo en pueblo en busca de un centro comercial. Unos ilusos, vamos.)

(...)
- Cállate Peña.
- Luis tío, tranquilo!!
- Que te calles joder, ya estoy tranquilo!!!
- Tranquilo hostia!!!!
Neiras, Manu y Yo nos miramos con cara de circunstancias. 

Sorprendentemente llegamos a un centro comercial... pero las tiendas estaban todas cerradas.

- A la mierda todo. Te dije que trajeras cuerdas!!!
- Joder.
Entra Neiras en acción.
- Toca con acústica...
- Como voy a tocar un eléctrico con la acústica!? (meses más tarde lo hicimos muchas veces)
- Bueno, pues no sé.

Tampoco sé muy bien yo como acabamos solucionando aquel tema. Para escribir este relato no quiero consultarle nada a ninguno de ellos, por lo que me quedaré con la duda de momento. El tema es que pudimos dar el concierto y la guitarra tenía cuerdas.

Álvaro Benito, el futbolero que a ratos libres canta para Pignoise, nos dio el premio. Fue realmente bonito todo aquello. En el momento te crees el rey del mambo. Recuerdo la fiesta posterior, simplemente genial. Al día siguiente me levanté pasado el mediodía y ese fue el momento más reconfortante de todo el año. Desde cama leías los mensajes de enhorabuena, las noticias... valió mucho la pena. Y faltaba lo mejor.


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(O Porto. Minutos más tarde Peña subía acojonado al avión)

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(Arenal, Palma de Mallorca. Selfie de mis piernas)

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Y en esa especie de cubierta superior estamos nosotros, dando un concierto en un crucero. Eran las doce de la noche y el viento soplaba a lo loco. Mi teclado se tambaleaba por momentos y para colmo los cinco íbamos algo perjudicados. Con todo, conciertazo y a disfrutar de la noche. ¿Quién nos iba a decir a nosotros dos meses antes que acabaríamos actuando por el Mediterráneo? 


Allá por la primavera, en una de mis visitas al baño del trastero donde ensayábamos, se me dio por editar manualmente una cita de esas que tanto fluyen por twitter o facebook, pero que en este caso estaba serigrafiada en una cortina de ducha. Al final resultó ser cierta y todo. Al menos para mi.

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Vaya final más Paulo Coelho... Espero que me lo perdonéis. ¡Hasta la próxima!


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